Las personas del siglo XVI no contaban con los conocimientos que fueron producto de los avances científicos y tecnológicos que se desarrollaron a partir del Renacimiento, pero las aportaciones que se realizaron durante los siglos XVII y XIX significaron grandes avances, que ayudaron a mejorar el nivel de vida de la gente y ya son parte de los conocimientos que de manera cotidiana empleamos. Del mismo modo que las personas del siglo XVII ignoraban cosas que nosotros consideramos sencillas, seguramente hoy desconocemos cosas que en cien años serán conocimientos comunes para la mayoría de las personas que vivan en ese momento. Ahora sabemos que los microorganismos se encuentran en todas partes, pero antes de la invención del microscopio eran desconocidos. Miles de personas morían en las epidemias cuyas causas se desconocía. El deterioro de los alimentos no siempre se podía controlas y muchas personas morían debido a que no existían vacunas y antibióticos disponibles para combatir las infecciones. La invención del microscopio fue determinante en el conocimiento de la existencia de los microorganismos. La primera persona en descubrirlos en detalle fue le holandés Anto von Leeuwenhoek con 1684, al examinar el agua de lluvia, de mar, de rio, saliva, y otras sustancias, y los llamo animáculos. Se empezó a especular sobre el origen de estos organismos microscópicos. Había quienes afirmaban que se generaban de manera espontanea de la materia no viva. Por otro lado, había quienes decían que se originaban de otras formas de vidas. Fue Louis Pasteur, quien desmintió la teoría de la generación espontanea en 1864, dos siglos después, y empezó a estudiar el papel de los microorganismos en la producción de vino y como causa de enfermedades. Robert Koch, contemporáneo de Pasteur, descubrió que las bacterias pueden actuar como agentes específicos de las enfermedades infecciosas. Él y sus colaboradores descubrieron las bacterias que causan la tuberculosis y el cólera. Con el conocimiento de que los microorganismos causaban enfermedades, los científicos se dedicaron a investigar como prevenirlos y contraatacarlos. Sin embargo, aunque se desconocía se acción, ello no impidió que desde la antigüedad se utilizaran sustancias y tratamientos para tratar las enfermedades. Las vacunas fueron descubiertas, antes de los estudios de Pasteur y Koch, por Edward Jenner en 1771, a partir de unos experimentos que realizaba con gérmenes de la viruela que atacaba a la vaca, pero que hacia inmunes a esta enfermedad a los trabajadores de las granjas. De ahí proviene su nombre, de la palabra latina vacca. Pasteur explico este principio de inmunización en la prevención del carbunclo en animales y funciono. Posteriormente también produjo la vacuna contra la rabia. A partir de es época, se han preparado vacunas, tanto para prevenir algunas enfermedades infecto-contagiosas, como para controlar alergias. Los nuevos conocimientos revolucionaron la medicina, Joseph Lister, a partir de los estudios de Pasteur, estableció medidas higiénicas en las salas de los hospitales, que salvan la vida a miles de personas. Con el inicio del siglo XX, se empieza a experimentar con los antibióticos, es decir, con sustancias naturales, semisintéticas o sintéticas que en concentraciones bajas inhiben el crecimiento o provocan la muerte de las bacterias que producen algunas enfermedades. Un momento importante ocurre en 1928, cuando Alexander Fleming descubre accidentalmente la penicilina, en el curso de sus investigaciones sobre la gripe; hoy es una sustancia ampliamente utilizada en el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Por ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial uno de los factores que elevo el numero de muertes fueron las infecciones en los heridos que sin antibióticos para tratarlas eran terribles.
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