Cuando comenzó el siglo XIX parecía que la lucha por la independencia de las colonias iberoamericanas era infructuosa, resulto der un proceso complejo, a veces contradictorio muchas y muchas veces sofocado violentamente por la Corona.
Algunos historiadores opinan que si bien había muchas inconformidades en las colonias americanas, también había un enorme miedo a la revolución. Por otra parte, había una contradicción interna ya que existía la necesidad de autonomía, al mismo tiempo que un apego a la tradición de convivencia y amor hacia la familia real.
Aun así, las innumerables batallas por la independencia, empezaron a tener un éxito que se había acompañado de los retos que dejan los movimientos armados, al interior de cada país: la pacificación, la solución de los conflictos de interés interno, la reconstrucción de aparatos estatales que garantizaran la gobernabilidad.
Si bien la ruptura De América Latina con España, y en el caso de Brasil con Portugal, quedó my clara con la consumación de la independencia; la pacificación y la estabilidad política no se realizaron. El pensamiento federalista de Simón Bolívar fracasó y, en su lugar, se produjeron separaciones, luchas internas y dictaduras, en algunos casos, férreas.
A pesar de que la mayoría de las formas de gobierno fueron republicanas y constitucionales, se vieron constantemente deformadas por gobernantes que impusieron dictaduras, en la religión, es decir, gobiernos en los que ellos centralizaban el ejército del poder, la toma de decisiones y limitaban las libertades individuales.
Las luchas internas comúnmente eran protagonizadas por grupos conservadores y liberales; los primeros formados por lugartenientes y por miembros del clero que anhelaban continuar con la monarquía del pasado; los liberales era un grupo heterogéneo que tenía en común aspiraciones de igualdad social y libertades políticas, jurídicas y religiosas, además de que se pronunciaban por el cambio y la modernización.
También se enfrentaron dos visiones en la forma de gobierno: los centralistas y los federalistas.
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